
976 134 134
Veamos si reconoces alguna de estas situaciones: alguien de tu familia (o una persona con la que compartes piso) se ha envalentonado y ha puesto la calefacción a 27ºC. O tú mismo has tenido la tentación de hacerlo en un día que consideras de mucho frío. Puede que no sea tu caso concreto, pero las personas que tienen calefacción individual, y por lo tanto el poder de elegir la temperatura que más les apetece, siempre se enfrentan al siguiente dilema: ¿cuál es la temperatura de confort en una casa? Veamos en este artículo si es posible resolver el enigma.
Responder a esta pregunta es una tarea sencilla: aquella con la que no sientes ni frío ni calor. Antes de continuar, es importante señalar que en este artículo hablamos del caso concreto de una vivienda. Y es que la temperatura de confort de una casa normal y corriente nunca será la misma que, por ejemplo, un colegio. O la de unas instalaciones en las que se realice un trabajo muy físico y lleves ropa técnica. Se podrían enumerar muchos casos concretos, por eso mejor centrarse únicamente en uno de los posibles.
El caso es que no sentir ni frío ni calor puede ser complicado en función de las personas que están en casa. Para uno puede ser suficiente una elección de 19ºC y para otros llevar el mercurio más allá de los 25ºC es la única opción plausible. No obstante, los expertos en la materia tienen clara la cifra ideal desde hace bastante tiempo: 20-21ºC durante el día y 15-17ºC cuando cae la noche y estás más preocupado de dormir.
La cifra no es nuestra, es la que llevan muchos años animando a utilizar desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), del que seguro que has escuchado hablar en más de una ocasión. Ellos lo tienen más que claro: el termostato de una casa debería estar siempre en esos valores recomendados. ¿Y qué hacer si alguien tiene frío o mucho calor? Más sencillo todavía:
Lo primero de todo para mantener la cordura en casa. Siempre existirán personas más friolereras y más calurosas, pero jugar constantemente con el termostato no es la solución para el problema. Simplemente hay que seguir las recomendaciones anteriores. Muchas veces el camino más sencillo es el correcto. Por otro lado, expertos en la materia también apuntan a que una vez superado el umbral de los 23ºC el aire de tu casa se reseca, por lo tanto tendrás más calor pero no estarás más cómodo.
Otro asunto importante, y que sabes que tarde o temprano tenía que aparecer por aquí: cada grado de más que le sumes al termostato es una bofetada (metafórica, pero bofetada al fin y al cabo) para tu factura eléctrica (o de gas) y para el medio ambiente. Las emisiones de Co2 se multiplican y todos los datos disponibles confirman que el consumo aumenta hasta un 8% por cada grado extra que te apetezca sumar.